¿Reírme?, claro que podría hacerlo, y mucho, reír a carcajadas hasta que mi estomago estalle, o reír poco, una sonrisa caleta, esas que se dibujan en la cara, y luego de 3 segundos se van, pero mejor no, prefiero reír mucho, reírme hasta sentir que mi vejiga no aguanta mas, reír...supongo que eso es mejor que llorar, reír...necesito reír. Paso por una época complicada, una época que a veces me asusta, y a pesar de sentir el miedo helado corriendo dentro de mi estómago como un ratón, no dejo de pensar que esta etapa también es bonita, y es que en los últimos 9 meses (cuento los últimos 9 porque son los meses que llevo de estar sola) he pasado por muchas cosas, cosas que nadie, o pocos, saben, he conocido demasiada gente, gente que se ganó mi cariño, otros que no supieron valorarlo, y gente que recién se lo esta ganando; a pesar de los contratiempos cotidianos, he afrontado realidades duras, penas cortas, ilusiones rotas y también felicidades inmensas.
Cuando comenzó este año me propuse muchas cosas, muchas de las cuales no cumpli por mi diminuta inconstancia, sin embargo, no fue un mal año, tengo algunas cosas que rescatar, tengo buenas experiencias, tengo un par de mini historias que puedo contar.
A ver, había una vez….ja!...no, para nada comenzaré así, eso me suena a cuento, y mi vida es real, a veces.
Cuando decidí terminar mi larga, larguísima relación en marzo, comenzó mi etapa feliz, puede sonar cruel, pero así fue, y no daré explicaciones del por qué sino se haría extenso y tedioso todo esto, la cuestión es que comenzó mi etapa de redescubrimiento y felicidad desenfrenada. No sé como fui a parar al hueco alcoholístico de la universidad (todas tienen un hueco así por si acaso, busquen), ya, está bien, si sé como termine ahí, es que entre la nueva gente que conocí, estaba Andrea, una chica muy liberal, súper alegre (en exceso), buena onda, y sobre todo loca, pero adorable. Esta nueva amiga (que luego se convertiría en una de mis nuevas mejores amigas) me hizo conocer este inframundo llamado “wayitos”, y debo confesar que no me disgustó para nada andar por ahí metida todos los viernes, aún lo hago de vez en cuando, solo que Andrea ya tiene enamorado y no es lo mismo, ya no gritamos juntas “que viva la soltería”, paradas en una silla, y con un vaso de “chela” en la mano.
Junto con Andrea vine a conocer mucha más gente, tanto así, que empecé por no recordar nombres, algo que me trae a la mente el recuerdo de Mark. Mark es un buen tipo, un tatuador profesional a quien le debo mis aretes y tatuajes. Cuando nos conocimos nunca pensé que nos volveríamos tan amigos, este “coso” (como yo y solo yo lo llamo), como brother es el mejor, no podrías necesitar nada más. Se unió a mi grupo de gente con la que bajaba al hueco los viernes, pero desde hoy el “coso” tiene enamorada, una chica súper linda, llamada Sthefany, de verdad, lo mejor que le ha pasado al “coso”; pucha Mark, estas comprometido, ya no será lo mismo, mi grupo de soltería se va achicando.
En una de mis famosas bajadas al hueco conocí a Fiorella, una muchachita algo rellenita, demasiado chistosa y hablantina, bailando no hay nadie que disfrute más la música que ella. Fiorella tiene el corazón roto, se lo rompieron muchas veces este año, pobre, pero ninguna de las llaguitas le duele más que la de Pacman (lo llamaré así porque me da la gana y punto).
Dejando de lado el mundo wayitos, esta mi lado paralelo a la etapa ebria, la etapa “no se lo que quiero, pero me gusta él, él y él”. Conocí a un chico, un negro asqueroso que con el tiempo paso de ser “el negro asqueroso mas lindo de todos”, al “negro asqueroso mas imbécil de todos”, no pondré su nombre, no tendría sentido. Este chico me gusto por 3 largos meses, muchas, pero muchas veces tuve la oportunidad de estar muy cerca de él, pero nunca me permití hacer nada porque no pensé (ni pienso ahora) que hubiera sido correcto; pues sí, tengo mis límites, tengo mis reglas, tengo mis convicciones y tengo mis estupideces, ¡CARAJO!, debí aprovechar, ¿no? (jajaja).
Después de tanto tiempo me cansé, y me calmé, dejé de pensar en él y me aparté. Ahora no somos amigos, somos conocidos que alguna vez pasaron mucho tiempo juntos, que se tomaron unas cuantas cervezas, y que se sentaron a charlar de sus vidas mientras el tiempo pasaba rápido.
Durante este tiempo ninguno de mis amigos estaba emparejado, así que podía sentarme a rajar duro de la vida, el apestoso amor, y las decepciones, horas de horas.
Cuando empecé cuarto ciclo, a principio del mes de octubre, me propuse a mí misma no sentir nada por nadie, porque en verdad, como que he perdido esa capacidad, y ahora me cuesta mucho confiar en algún mal hombre maldito que no merece vivir (jajaja), mentira, me cuesta mucho sí, pero no se por qué, no saben como me jode esto.
Un mal día, llegué tarde a mi clase de diseño gráfico y tuve que sentarme en la última computadora, junto a un loco medio desquiciado que me asustó al principio, que luego me gustó, que me dejó de gustar, que después de mucho me volvió a gustar más, y con el que ahora a veces me veo, junto con Mark y Sthefany (su actual enamorada, muy actual). Este chico, a quien le diré Bob (porque no tienen una idea de cuánto adora a Bob Marley), es muy…hummm…muy, a ver a ver, no encuentro la palabra adecuada, es muy extraño, es cambiante, muy inestable, loco, divertido, hasta cierto punto agradable, no negaré lo adorable que es y lo tan atractivo que se me hace, es el tipo de chico con el no estarías, a menos que fueras yo y sintieras lo que yo siento cuando lo veo. Es tan raro, nuestra relación humana se divide en tres partes, etapa “me muero por Karlita y no me da bola”, etapa “me gusta *Bob* pero ahora se hace el difícil”, etapa tres “al fin concordamos pero las cosas están intrincadas”. Me encanta de él todo, físicamente es demasiado, no es muy grande ni muy pequeño, no es muy flaco ni muy gordo, no es muy maduro ni un inmaduro del mal, no es el más churro de todos, pero como me encantan sus ojos, y su cara, y su todo, lo único malo es que es tan igual a mí, con la única diferencia de que la inestabilidad y desconfianza que yo tengo, el la posee multiplicada por mil, es por esto que nunca llegamos a nada (menos hoy que por fin hicimos algo perfecto, y juntos, Wow!, fue demasiado), es por esto que creo que no podremos tener una relación bien, creo, solo lo creo. ¡Y ya basta carasho!, cambiemos de tema.
De pronto, conocí (por culpa de una amiga que no veo hace mucho) a otro negro, pero este no era asqueroso, este simplemente me era indiferente, en verdad, no puedo mentir, no me gustaba para nada. Por mal obra del destino comencé a fijarme en el, salimos durante un tiempo, y ya no lo miraba como “el chico medio torpe que me llegaba si estaba o no”, ahora lo veia como “el chico medio torpe que si no estaba me desesperaba”, créanme, ni yo me entiendo. En fin, dejamos de salir por estupideces de él (las cuales prefiero no mencionar), y ahora tampoco soy su amiga (es que me debe algunas explicaciones), soy amiga de sus amigos eso sí, pero de él como que no mucho, me cuesta, me cuesta mirarlo a los ojos o tenerlo cerca y evitar recordar, y en verdad es por esto que en muchas ocasiones cancelo reuniones donde vaya a estar el, ¿Por qué no te desapareces ah?, ja!...es broma.
Mientras salía con este chico, le contaba como me iba con él a *Bob*, en serio no me daba cuenta, pero ahora lo note, ¡caramba!, que feo que la chica que te gusta te cuente de otro brother ¡no?, felizmente eso ya pasó y la chica que te gusta al fín te esta dando bola, suave que se te escapa de las manos de nuevo.
Conocí también a un tipo bacán, que me cayó demasiado bien desde la primera vez que lo vi, le enseñé a sonreír, “sonríe tipo, sonríe”, lástima que se pescó a una de mis mejores amigas a un par días de presentados, ahora ya casi ni hablamos, ni comemos juntos, ni nos tomamos unas chelas, ni fumamos para relajarnos, que lástima, en serio lo extraño.
Traté de verme con un hombrecito de altos años, uno de los mejores amigos de un chico que vive en una “cumbre”, de verdad, como traté, pensé que podría ser lo que necesitaba, lo pensé así porque este hombrecito es demasiado bueno, gracioso, en general lindo, y como me quiere, vaya que lo hace, pero apareció *Bob* de nuevo, el metiche este que siempre esta ahí, a veces pienso que siempre lo estará, y la verdad no me molesta la idea, y bueno, sí, me equivoque, este hombrecito no era el hombrecito.
Ahora estoy sola, entre comillas, pienso mucho en *Bob*, últimamente nos están pasando muchas cosas, por momentos, es como un temblor que me quita la estabilidad, a veces es como un huracán que viene, me despeina y se va, otras es como una tarde de verano genial, con sol y olas, con duchas tibias y olor a Italia, pero me gusta más cuando es niño, porque es gracioso, inocente e infantil, se aferra a mis piernas y no me deja ir, y yo puedo abrazarlo y tratar de hacerle olvidar que las cosas de la vida son pasajeras, que ya es de noche y debo llegar a casa, que no estamos juntos, a pesar de estar tan cerca, que puede dejar de fingir y decirme que me quiere, que yo podría responderle algo que quiere oír hace mucho, ese *Bob* me gusta más, justamente ese es el que menos deja salir, no lo reprimas ¿ya?, almenos no conmigo.
Como habrán notado, este año fue el año de mi soltería, ¿si la disfrute?, pues claro que sí, no negaré que por momentos extrañé tener a quien poder llamar de noche, o mensajearle cosas que solo se dicen entre dos cómplices, pero para eso veo televisión hasta tarde y así me da sueño, además de que nunca me pongo saldo (jajaja).
Tal vez puedan deducir que de todos los personajes de mis mini historias, el que más se menciona es *Bob*, pues la verdad así es, lo que pasa es que, al igual que en este blog, él aparece así en mi vida, y está siempre, y pues, no quiero que se vaya, más aún a partir de hoy, ahora tengo razones.
En fin, puede que ahora la mayoría de mis amigos, parte de mi grupete “que viva la soltería”, estén emparejados, sin embargo, lo chévere es que no cambiaron mucho, no pueden con su genio, no tienen una idea de cómo los quiero, y como amo las horas que nos la pasamos perdiendo tiempo juntos, la protagonista de esta historia no soy yo, son ellos y el rol que desempeñan en mi vida, porque sin ellos no tendría que contar, sin ellos no me sentiría completa, sin ellos…sin ellos simplemente no sería.
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