lunes, 24 de noviembre de 2008

"ELLA"

Ella tenía 16 años, era la última de 7 hermanos, y curiosamente, a la que le prestaban menos atención. Blanca, muy blanca, tan blanca como la espuma de la cerveza, más blanca que el mismísimo color blanco, de cabellos oscuros y delicados, de figura esbelta, con unos pechos preciosos que nunca se dejaron ver, toda una mujercita virginal, que con las justas mostraba los tobillos, con manos suaves y perfectas para tocar, pero que nunca tocaron más que el piano. Era 1985, acababa de terminar el colegio y ya sabía que quería hacer exactamente con su vida; casarce, no importaba mucho con quién mientras la quisiera más que todas las personas de hielo que vivían en su casa junto con ella, alguien que la quisiera incluso más de lo que ella se quería a sí misma, tener hijos, y darle una mejor vida de la que ella tuvo, pero sobre todo, salir de su casa lo antes posible, largarce de ese cuchitril de cuatro pisos ubicado en una de las mejores avenidas de la cuidad en donde vivía, desaparecer y comenzar a vivir sus sueños, o lo que quedaban de ellos.


Conoció a un hombre de 21 años, encantador, de bigote y zapatos brillantes, de piel color canela, con manos grandes que le iban perfectas a sus pechos, no muy alto, pero lo suficiente para verce bien en terno llevandoce a una muñeca al altar.


A pesar de querer escapar de su vida, nunca pudo dejar de lado sus principio monces de chiquilla de casa, así que, "vamonos con calma" dijo, y empezó el enamoramiento. Entre salida y salida, él le robó más que un simple beso, le robó todos los tipos de besos que pudo imaginar su mente no muy poco retorcida, desde el piquito húmedo, hasta el super agarre con lengua y agarradita de cintura con bajada de mano. Fueron enamorados muchos meses, y durante todo este tiempo ella trató de manejar bien las situaciones difíciles a oscuras, trató con toda su fuerza de evitarlas, pero cuando se tiene 16 años y nunca nadie te ha tocado como él la tocó a ella, cuando estás en el momento de la acción, no piensas mucho en esas cosas. Una noche a solas, el humedeció sus labios, la pegó contra su cuerpo, y con un suave movimiento de sus grandes manos mientras la besaba la desnudó; pobre niña tibia de pechos preciosos, ahora desnuda, de piernas firmes, de caderas torneadas y muslos atractivos, está ahí acostada, temerosa del que pasará.


Se vio a sí misma y sin darce cuenta, envuelta en calor y en brazos de hombre grande, la llevó en un instante de ser media niña a ser toda una mujer, ahora le pertenece, ahora es suya, y ella no lo niega, asi lo quiere, ella se ha enamorado, y que bien se siente.


Siempre fue muy exacta con sus cosas, pero cuando una de las más importantes se perdió después de un par de meses, la chica cuerda y serena que todos conocían se volvió loca, y lloraba por rincones. "No te preocupes" dijo él, "Yo quiero casarme contigo". Así que se casaron antes de que el vestido de novia le quedara mal, y se mudaron a vivir juntos, pero el mundo infantil que creó en su mente adolescente no se concretó, el príncipe se fue convirtiendo en ogro. Lamentablemente entre estos avatares del destino perdió a la primera razón importante de ser que le estaba regalando la vida.


Pasaron algunos años, masomenos los suficientes como para empezar de nuevo, y a los 20 años quedó embarazada, del mismo hombre encantador de quien hablé al principio, esta segunda razón si llegó a abrir los ojos, y vaya que ojos, el único par de ojos que ella hasta el día de hoy no puede dejar de comtemplar, unos ojos que la amaron desde que vieron la luz por primera vez, y que parece que nunca dejaran de amarla.


Con los años, ella y el hombre color canela decidieron poner un puente de kilometros incontables entre ellos, para siempre. No lo cruzan porque sería en vano, además, no hay nada del otro lado que ella quiera ver si tiene a su lado el par de ojos grandes que hace 18 años la vida le regaló.


Mírame mamá, que yo no puedo dejar de mirarte, que la luz de tus ojos ilumina mi vida, ¡mírame!. Pequeña niña de pechos caídos pero hermosos, quédate a mi lado, que yo sí te amo, y de verdad.


Hace algún tiempo ya: "¿qué miras hijita?" - "tus ojos mamá, quiero ver todo lo que pueda tus ojos, porque cuando muera, y despierte en otra vida, lo único que quiero recordar de verdad son tus ojos, y te buscaré, aunque en mi otra vida ya no seas mi madre, y yo ya no sea tu hija".